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miércoles, diciembre 21, 2005

Con ustedes... Pepe Colubi II

zapeado por zaperu


Aquí fusilo la entrevista publicada hoy por "La Nueva España" (vaya nombre chungo para un periódico) a Pepe Colubi, mente preclara y analizadora del panorama televisivo patrio (¿tenemos patria?, ¿qué fue de ¡España!?). La versión impresa es un poco más extensa, pero creo que este amplio fragmento es revelador de a lo que nos enfrentamos.

El escritor y periodista asturiano Pepe Colubi acaba de publicar «Planeta rosa», su quinto libro, en el que desmenuza a conciencia la casposa fauna de los famosos y cotillas que pueblan la parrilla televisiva. Colubi presentará el libro hoy (a las 20.00 horas) en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. No se esperan famosos en el acto porque el autor y su madre, Carmen Cosmen, maestra de ceremonias, ya han advertido de que no servirán vino español ni un triste canapé.

¿Ya ha mandado el pésame a la familia de Papuchi?
Papuchi siempre estará entre nosotros. Quiero pensar que se ha ido, pero a McLaren.

Por fin, un tipo simpático entre tanta mugre.
Sí, a todo el mundo nos caía bien. Con el apoyo tangencial de Latre se convirtió en carne de coletilla («rrraroo, rrraroo»), que es lo mejor que le puede pasar a un personaje para ser famoso.

¿La caspa es un fenómeno exclusivo de la tele española?
Juan Cueto dice que el caso español es excepcional. Y tiene que ser así si tiene en cuenta que el «Hola» es un elemento español que luego abrió franquicias en Europa. Más ejemplos: España es el único país que tiene siete ediciones de «Gran hermano», un gran generador de personajes de usar y tirar para el mundo del corazón porque hay muchísimo contenido que rellenar.

¿Los españoles somos los más cotillas del mundo?
Es un tópico pero es verdad. En España hay una sociabilidad que no existe en otros sitios. Mientras Europa duerme, España cena. A nosotros nos gusta comentar, ver y cotillear.

¿Y eso justifica esta tele?
No. La explicación para tanta caspa es que hay muchos contenidos que llenar y el corazón resulta barato. Media hora de «Gran hermano» cuesta muchísimo menos que media hora de ficción, y además provee de relleno a otros programas durante el resto del día.

¿Tenemos la tele que nos merecemos?
Tenemos la tele que deciden los programadores. Hace poco retiraron por la cara un programa llamado «Plan C», con un 20 por ciento de audiencia, y mantienen el de María Teresa Campos, con un 15 por ciento. La audiencia no tiene la culpa del corazón en la parrilla.

¿Vislumbra cambios?
Sí. Soy optimista porque ya hemos tocado fondo. «A tu lado», que es el peor programa de todos, ha empezado a perder audiencia y ha decidido renovar contenidos. Ha aumentado la oferta general de las televisiones y empiezan a aparecer otros modelos de hacer televisión que van a permitir que el público elija. Lo de Sardá en «Crónicas marcianas» fue excepcional. Estuvo siete años sin competencia. Eso es algo impensable en cualquier otro sitio. Ahora ya hay más alternativas: Buenafuente, Eva Hache... Se impone una manera distinta de ver la tele.

¿El corazón se agota?
Las audiencias empiezan a cansarse de retales y de «freaks». Hace cinco años, nadie habría pensado que «Tómbola» iba a morir de inanición o aburrimiento. El modelo se agota y toda esta gente tendrá que ir pensando en buscar un trabajo, porque sería triste que a los 70 años Lequio nos vendiera un desnudo integral.

¿Cuándo nació la criatura?
El boom surgió con «Crónicas marcianas», cuya transgresión estaba bien para su horario. Pero al sacar ese modelo de ahí y meterlo en otros horarios y con un tono fuera de lugar, la tele se convirtió en un chapapote rosa.

¿A los programadores les mata la falta de originalidad?
Sí, pero el mimetismo es una lacra general. Triunfa «Aquí no hay quien viva» y sale «A tortas con la vida». ¿Es el momento de los concursos? Todos a hacer concursos. -Lidia Lozano, Mariñas, Karmele Marchante...

¿Esos señores hacen periodismo?
No. Uno de los mejores «marketings» del corazón ha sido apropiarse de la terminología periodística para atribuirse cierta trascendencia: fuentes contrastadas, exclusiva, noticia... Todo es mentira. De mano dicen «prensa rosa». Ésa es la primera trampa, porque no es prensa. Luego llaman reportaje de investigación a unas fotos de Miguel Temprano espiando a Ana Obregón. Que Victoria Beckham insulte a Ana Obregón no es noticia. Es un chascarrillo, entretenimiento, pero no es periodismo.

¿Qué son esos señores?
Cotillas remunerados. Son tan necesarios como los famosetes. Malena Gracia y Karmele Marchante están al mismo nivel. Las dos están en el circo y la audiencia está fuera.
Hay un caso sangrante, el de la hija de Albano, que demuestra que la mentira cotiza al alza en este microcosmos.
La mentira es necesaria. Es parte básica del espectáculo. ¿Cuántas veces salen imágenes de un famoso en un aeropuerto que no quiere hablar? Esas imágenes son la excusa perfecta para abordar un asunto. Como el famoso no quiere hablar, se alimenta un rumor y adelante.

En fin amiguetes, como decía en otro post, en Axturias, tenemos más que chigreros y pilotos de autos locos. El señor Colubi es un claro exponente. Que los Reyes Magos os traigan muchas cosas guapas y salud para todos/as en el año que se nos viene encima.