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viernes, diciembre 23, 2005

Cuartos quintos

zapeado por zama


No hay quien lo dude: la lotería de navidad es una estupidez. He de confesar que de pequeño me molaba levantarme temprano el 22 de diciembre para ver la revisión de las tiras, el llenado de los bombos, el canto de la primera bola, seguir todo el sorteo y apuntar los premios gordos (cuando no las pedreas). Incluso pensé en dedicarme profesionalmente a ser niño de San Ildefonso, a pesar de los pantalones cortos y las chaquetas con botones dorados. Pero obviamente, la insensatez infantil tiene un límite.

Ahora, en una edad preocupantemente cercana (o más bien rayana) a la adultez, no pienso ni por asomo en tragarme un sorteo. Lo primero porque en mis obligaciones contractuales no consta nada al respecto de escaquearse el 22 de diciembre y lo segundo porque me lo sé de memoria.

Siempre parece que faltan unos números antes de volcarlos a los bombos y se retrasa el sorteo; a mitad de la 5ª tabla se cae una bola y la niña tiene que perseguirla por todo el salón de sorteos (la captura siempre es contestada con una ovación del público); los niños que cantan el gordo lo repiten entre bambalinas una y otra vez ante las radios y televisiones de toda España y se vuelven famosos durante 5 minutos; los mismos frikis vestidos con décimos y lucecitas son entrevistados año sí y año también; las retransmisiones en directo son amenizadas con curiosidades numéricas: el número en el que más veces ha acabado el gordo es el 5, la administración 23 de Móstoles dio dos años seguidos un segundo premio y este año Sort ha recibido la visita de 2 millones de ignorantes que creen que por comprar un décimo allí les va a tocar fijo fijo.

Pero bueno, si somos un animal de costumbres en Navidad esto se multiplica por mil. 9 días después del sorteo tenemos otro gran evento patrio: las campanadas.

¿Todo el mundo sabe como va, verdad? La bola, los cuatro cuartos que son dobles y 12 campanadas. ¿Por qué tenemos que pagar el error que tuvo un año Marisa Naranjo y que provocó que nos quedaramos todos con 4 uvas en la mano y 2 palmos de narices? ¿Por qué todos los años nos explican lo mismo como si fuesemos gilipollas?

Sobrevivan como puedan. Felices fiestas.

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