En serio/e

Cuando uno de nosotros se sienta delante del televisor lo hace, generalmente, por uno de los siguientes motivos: entretenerse, informase o educarse. Estos últimos son los menos y consumen sus horas de tele frente a canales de sesudos documentales. Los informativos, más o menos sesgados, cumplen con su función, los hay para todos los gustos y los adictos a las noticias tienen canales de información 24 horas.

Pero la mayor parte de las veces cuando nos sentamos a ver la tele queremos pasarlo bien, disfrutar con lo que vemos. Si echamos un vistazo a la programación, con overbooking de realities (tengo ganas de ver el de Manel Fuentes, mi presentador antifavorito, con famosetes patinando sobre hielo) y otros inventos como Hasta que la tele nos separe, parece que la opción más segura son las series. Al menos es mi opción favorita.

La tarde es terreno para culebrones. Me gusta que la Bea Fea de Tele5 haya ganado a la importada por Antena3. Y hay momentos en que a los de Amistades Peligrosas no da grima verlos. Aunque mi favorita es Amar en tiempos revueltos y espero con ansiedad sus nuevas intrigas de posguerra.

Por la noche, y a la espera de que ¡por fin! TVE emita la segunda temporada de Perdidos, me entretengo con Queer as folk en Cuatro. En otros sitios he leído cosas como que está muy lejos de la original británica, que el doblaje es un espanto o que el casting podría mejorarse. Yo, como no he visto la inglesa ni escuchado la versión original, sólo juzgo lo que veo en Cuatro y me parece una serie interesante. También atrevida y no sólo por las escenas de sexo homosexual o los desnudos frontales de ambos sexos. La vida de los personajes y cómo se relacionan entre ellos no dista mucho de la que se cuenta en otras series sobre un grupo de amigos en una ciudad, pero también se cuenta qué consecuencias tiene pertenecer a una minoría históricamente marginada. Y cómo luchar contra ello, para lo que está muy dotada el personaje de Debbie Novotny la madre de Michael, interpretada genialmente por Sharon Gless.

Seguro que esta serie también contiene tópicos sobre gays y lebianas que espantan a más de uno/a, pero nadie es perfecto y menos en televisión, donde todo es mentira.

Como con septiembre llega el curso escolar y con él los deberes, aquí están los de mañana.
¿Qué deberían hacer las televisiones con la creciente afición de los internautas a bajarse las series directamente de la red?